Durante muchos años el ser humano ha tenido la ilusión elevarse en lo alto de los cielos, tener la sensación de libertad que esto representa para ellos, asemejarse a un ave que por naturaleza vive observando a los pequeños humanos terrestres en su presurosa y difícil vida.
Debido a esto los inventos para poder volar no se han detenido, van desde una avión, una avioneta, un aeroplano o un globo aerostático.
El globo será nuestro punto de partida ya que da vida a esta ilusión con sus maravillosos colores, el calor que nos transmite al irse elevando y los bellos paisajes que nos permite observar.
Llenaron con aire caliente el interior del mismo con una estructura de fuego lo que provocó el ascenso del globo. Meses después realizaron de nuevo un vuelo pero esta vez con pasajeros, una oveja, un gallo y un pato, además de ser impulsado hacia el cielo gracias a un horno de leña en el interior del mismo. Los animales regresaron sanos y salvos.
Los avances han sido diversos hasta llegar a la actualidad, donde los vuelos en globo son una actividad turística, deportiva o incluso hasta romántica, permitiendo ver desde las alturas los lugares más bellos, tradicionales o históricos de ciertas poblaciones.
En un recorrido por los aires, sin una ruta rigurosamente trazada, un conjunto de seres disfrutan de la espontaneidad, diversidad y magia que nos regala nuestro planeta.
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